El juego está completamente ligado al desarrollo y consiste en una manera de prepararse para las distintas funciones que tendrán que realizar de adultos pero que, al realizarlas de niños y como si fuera un juego, suponen un simulacro en el que el fin no es la consecución de dichas funciones, sino la actividad en sí mismas.
El objetivo es crear una experiencia educativa inmersiva modificando las bases de la educación tradicional y dando paso a dinámicas basadas en la motivación e identificación social a través del juego. Consiste en conseguir conjugar los conceptos de aprendizaje y ludificación.
El Flow o experiencia óptima se define como un estado de consciencia en el que una persona está completamente inmersa en una actividad que está disfrutando y en la que el tiempo pasa prácticamente desapercibido.